En génesis 12:1-9 Dios le pide a Abram dejar su tierra y su familia para emprender una travesía a un lugar desconocido, el secreto era que allí recibiría la más grandiosa de las bendiciones que Dios le tenía preparada.
Algunas veces me pregunto ¿Qué hubiera pasado si Abram se hubiera quedado? Posiblemente no sería conocido como el padre de la fe (Romanos 4:11), quizá no hubiera tenido descendencia alguna, no habría marcado la diferencia y su historia no sería un gran punto de referencia para nosotros hoy en día. Sin embargo a pesar de los grandes retos que debía enfrentar supo que era el tiempo de avanzar, de salir y dejar sus raíces.
En algún momento de nuestras vidas Dios nos pide lo mismo, que nos movamos y dejemos el lugar donde estamos, pero esto no es una tarea fácil porque puede que en ese sitio se encuentre nuestra "zona de confort" o es el lugar donde crecimos y abandonar esto no es tan sencillo como parece, en medio de esta situación también nos podemos encontrar con sentimientos de temor, nostalgia o es que estamos tan arraigados que la costumbre ya no nos deja salir. Cuando Dios nos llama la decisión que tomemos nos va a cambiar la vida.
Si estás en un momento donde Dios te está pidiendo que abandones el lugar donde estás, hazlo, recuerda que la bendición más grande está por venir; sí, requiere mucho coraje hacerlo pero ten la seguridad que Dios no te va a abandonar en la mitad del viaje, todo lo contrario, te va a acompañar hasta que llegues al destino.
El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré.
Génesis 12:1