Existe un selecto grupo de personas quienes tuvieron el privilegio de crecer en un hogar o iglesia cristianos, muchas veces son esos pequeños habilidosos que conocen todos los libros de la biblia o los que memorizan sin ninguna dificultad los versículos de la escuela dominical.
Pero estos niños algún día crecen, muchos entran a universidades o ambientes que no son cristianos y comienzan a "descubrir" ese mundo del que siempre hablaban en la iglesia, comienzan a ver el pecado con sus propios ojos y a enfrentarse a aquellas cosas de las que siempre se sintieron protegidos. En este momento crucial es donde radica la importancia de haber nacido de nuevo tal y como se lo expresa Jesús a Nicodemo (Juan 3:1 - 15). Claro que esta es una elección que nadie puede tomar por nosotros.
Constantemente me pregunto ¿Qué ocurrió con aquellos que conocí en un entorno cristiano y ya no lo son? y es ahí donde me doy cuenta que no importa quién se sabía más versículos si no quién los escudriñó y se preocupó por ponerlos en práctica durante su vida.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsdVo3fZm6dkGPEiX_Yvxd6X1DU8ZC1oGP0upWM0O4edjXtUd0hquUVhYuCVKmYFVf2w3ircrMjk8iduur-Xu_i3ec22HTxqktYcS7oigLBHu9sFdr9yxd42DeJ8TDUN3K_ChbWCuothw/s200/emvc+compromiso.jpg)
no solo el hábito de leer la biblia e ir a la iglesia, sino hay adquirir el compromiso. El tema con Nicodemo no se trataba de haber conocido a Jesús antes, si no de lo que iba a hacer después de conocerlo; lo mismo nos ocurre, no es sobre la edad en que conocimos de Dios, si no la edad en que decidimos hacernos seguidores y hacedores de Su Palabra.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Juan 15:14